Chiguayante vivió fiesta de la soberanía alimentaria e intercambio de semilla.

La semilla está en riesgo y hay que protegerla, intercambiarla y reproducirla. Con esta premisa por el frente es que se convoco al «Intercambio de semillas y plantas», actividad que estuvo organizada por el Comité Ambiental Comunal de Chiguayante en la Junta de Vecinos Nuevo Amanecer, liderada por su Presidenta Sandra González Riquelme.

Resistencia de la soberanía alimentaria

En tiempos de incertidumbre, para la organización del evento es fundamental la realización constante de intercambios de semilla. Pero siempre desde la consciencia de lo que se está intercambiando. «Para que haya soberanía alimentaria debemos tener cuatro cosas: agua, tierra, semilla, pero también los saberes y conocimientos, y no puede estar separada la una de la otra. Entonces muchas veces se hacen intercambios de semillas, pero sólo intercambiando como una cosa. Pero no, hay que darle la importancia real a lo que es un intercambio de semillas», asegura Sandra González.

Al mismo tiempo comenta que las expectativas del evento son altas ya que se ha realizado bastante difusión, y porque confía en el amor a la tierra de quienes sientan el llamado a asistir. «La tierra nunca nos va a fallar. Si nosotros ponemos algo ahí seguro que algo va a salir. Es importante que asistan a estos encuentros porque así se hacen contactos, se juntan con otras personas que estén en lo mismo y también puedan sembrar sus semillas para tener variedad en el alimento. Porque eso es muy importante, no nos sirve de nada tener sólo lechugas o sólo zanahorias, sino que la idea es que tengamos brócoli, arverja, haba, y porque vamos avanzando y anteponiéndonos a la estación que viene. Resguardar nuestro alimentos es lo más importante», menciona.

Campesinas chilenas advierten que si no se cuidan las semillas originarias y se avanza en la soberanía alimentaria, se agravará la crisis de hambre constatada por la FAO.

Dirigentas de la chilena Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri) apuntan que la privatización de las semillas las convierte en un negocio y es una de las razones del hambre a nivel mundial.

Al uso comercial de las semillas, agregan la utilización de fertilizantes químicos que deterioran la capa biológica de la tierra y la multiplicación de hectáreas dedicadas a monocultivos que impiden una rotación adecuada de la tierra.



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *