( Por Pablo Castillo Estrada, Revista Tierra Bella. )
En septiembre de 2021, un equipo interdisciplinario de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso firmó un convenio con la Convención Constitucional para realizar “un monitoreo sistemático del discurso de odio en el contexto digital”, sus primeros hallazgos: en Twitter, por ejemplo, detectaron cerca de ocho mil cuentas que conforman una “tropa digital” dedicada a atacar “coordinadamente a la Convención y sus integrantes».
Suele entenderse militarmente el concepto de ataque como un acto que identifica una posición del adversario que será sometida a agresión para debilitarla, anularla o incluso ocuparla. Suele hablarse de “ataque completo” cuando dicho ataque ocurre en un mismo tiempo, y tanto por el frente como por los flancos de la plaza que se quiere debilitar.
Las agresiones para extenuar una posición contraria pueden ocurrir bajo diferentes modalidades, por ejemplo, con fuego real. Sin embargo, hay ocasiones en que la munición es de otro tipo, pero no por ello menos dañina: se puede desprestigiar una posición o instancia minando simbólicamente su legitimidad, o, en tiempos de redes sociales, esparciendo fake news, instalando tendencias agresivas o difuminando discurso de odio en el contexto digital.
Como era de esperar, el duopolio periodístico chileno (La Tercera y Emol) encabeza estratégicamente esta línea. Titulares de portada, entrevistados/as, columnas de opinión, editoriales, cartas al director, etc., todo el arsenal se ha puesto al servicio del debilitamiento mediante desprestigio de la Convención. La cuenta digital Ojo del Medio (tanto en Twitter como en Instagram) ha hecho un excelente y riguroso seguimiento que lo verifica. Como suele ocurrir en estas situaciones, se intentan instalar matrices de opinión que después se repiten con ligereza, a menudo aun sabiendo que son falsas.
En gran parte, una de las matrices discursivas centrales –no la única– que el ataque comunicacional a la Convención ha querido instalar: que los convencionales son un grupo de flojos. Es una matriz que en este contexto calza muy bien con otra que tiene densidad histórica en nuestro continente y, por supuesto también en Chile: la del indio flojo. Esa histórica distorsión y mentira, levantada por la racionalidad colonial durante siglos para justificar despojo y esclavitud, encuentra hoy terreno fértil en una parte del discurso y del imaginario nacional. Por lo mismo, gran parte de los ataques se han centrado en la figura de su primera presidenta de la CC, la lingüista, doctora y lamien Elisa Loncon.
Los ataques a la CC en redes sociales son claramente coordinados, no son espontáneos y siguen una lógica de agresión sistemática. El sitio Contexto Factual, por ejemplo, ha demostrado parte de esa dinámica analizando el hashtag #DestitucionDeElisaLoncon que llegó a ser tendencia nacional el 27 de julio del año pasado, ingresando de ese modo a la agenda comunicacional del país, aupada por el periodismo duopólico.
Gracias al apoyo de la empresa Analitic, este equipo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso , especializada en recolección y procesamiento de dato digital, lograron monitorear y procesar las diez etiquetas que desde el 1 de agosto se han logrado instalar como tendencias y que representan ataques explícitos contra esta institución que está construyendo el nuevo Chile; por ejemplo: #ConstituyentesDesnutridos; #CircoConstituyente o #LonconPidePerdon’.
Ese procesamiento computacional les permitió identificar poco más de ocho mil cuentas de usuarios únicos que, a su vez, fueron partidarios de la opción Rechazo en el plebiscito del año pasado, de acuerdo con sus explícitas expresiones dadas a conocer por ellos en redes sociales. Hoy esos partidarios del Rechazo forman parte activa de esta “tropa digital” que ataca coordinadamente a la Convención.
Además de tener que sortear un sinnúmero de obstáculos administrativos iniciales y financieros para funcionar y escribir una nueva Constitución, el discurso de odio es el nuevo desafío y la nueva traba que la Convención tiene que enfrentar en este histórico proceso, y tal vez sea el más peligroso de todos.
Basados en esos antecedentes, el equipo Demoscopía Electrónica del Espacio Público de la PUCV, conformado por lingüistas, ingenieros y comunicadores, en coordinación con la Convención Constitucional y en el marco de un reciente convenio firmado por ambas partes, se encuentra realizando un monitoreo sistemático del discurso de odio en el contexto digital, bajo la convicción de que denunciar este tipo de apología forma parte del deber y de la vocación pública del mundo académico y periodístico preocupado por el destino del país, porque vivimos un proceso histórico que merece ser cuidado y defendido por todos. Sin una nueva Constitución no habrá paz ni justicia social en el país.